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Enfermedades de la columna que puedes estar sufriendo

La mayor parte de las veces, los dolores de espalda que empiezan sin ninguna razón aparente (traumatismo, caída…) se deben al desgaste propio de las estructuras que la componen.

Piensa que la columna vertebral es una de las partes «arquitectónicamente» más compleja del cuerpo humano. Está formada por 26 vértebras separadas entre sí. Son unos huesos redondos que se apilan en fila, separadas por discos intervertebrales.

Con los años no solo se desgasta esta estructura, ocurre lo mismo con los músculos que las sustentan. Por eso es fácil que aparezcan dolores articulares debidos a los malos hábitos posturales. A pesar de ello, no hay que descartar que el origen del dolor sea otro. Si las molestias no desaparecen en un par de semanas conviene consultar al médico para que analice su origen y valore si se requiere tratamiento.

ENFERMEDADES QUE PROVOCAN DOLOR DE ESPALDA

Estenosis de canal
Con la edad, la columna se estrecha a nivel lumbar y eso comprime los nervios y la médula espinal. Puede causar dolor y calambres en brazos y piernas e incluso un dolor que llega hasta los pies.

Tratamiento: se empieza por la fisioterapia pero si no se obtiene mejoría puede ser oportuno pasar a infiltraciones epidurales o incluso recurrir a la microcirugía para liberar el espacio por donde pasa la médula espinal.
Hernia discal
Afecta a hombres y mujeres entre 30 y 50 años o a personas que han realizado un esfuerzo excesivo cargando peso. Los discos intervertebrales se salen de su ubicación, se deforman o se rompen debido al esfuerzo continuado de soportar el peso del cuerpo. Si el disco afectado se mueve hacia atrás, puede presionar a la médula espinal y aparecer dolor intenso, aunque un 30% de las personas que tienen esta lesión no manifiestan síntomas.

Tratamiento: se suele combinar un reposo parcial y breve (2-3 días) con el tratamiento farmacológico. La fisioterapia, que se realiza cuando ya ha pasado el episodio de dolor agudo, suele facilitar la recuperación. En caso de no solucionarse, se puede optar por la cirugía. Una de las técnicas más avanzadas, la microdiscectomía endoscópica percutánea, consiste en introducir en la columna un tubito que lleva una cámara e instrumentos para reparar el disco.
Escoliosis o desviación de columna
La columna se desvía hacia uno de los lados de la espalda, afectando tanto a músculos como a ligamentos y vértebras. Se estima que cerca del 70% de la población la padece en algún grado. Puede aparecer por un a mala higiene postural, debilidad muscular, por tener artrosis o por tener una pierna más larga que la otra.

Tratamiento: Básicamente requiere fisioterapia para fortalecer y equilibrar la columna. Casos puntuales, en los que la desviación es muy pronunciada o progresiva y hay mucho dolor, se puede plantear la cirugía.
Espondilosis
Se trata de una patología degenerativa de la columna en que una vértebra se desplaza sobre otra a causa de una artrosis. Suele afectar, principalmente, a personas de edad avanzada.

Tratamiento: se suele optar por una solución conservadora, combinando fármacos para aliviar el dolor y la inflamación con fisioterapia. La cirugía es la última opción.
Cifosis
Es la exageración de la curvatura dorsal. Por el desgaste de las vértebras, puede provocar artrosis de columna o fracturas vertebrales.

Tratamiento: se recomiendan ejercicios para fortalecer la musculatura de la columna. En el caso de que exista una fractura vertebral, se puede combatir inyectando un cemento especial en la vértebra, lo que se conoce como vertebroplastia.
Ciática
En una de cada cinco personas que sufren lumbalgia el dolor corre por la pierna hacia el pie y es más común en personas mayores de 55 años. Ocurre cuando se pinza un nervio, lo que provoca dolor en la parte lumbar o en los glúteos que baja hasta la pierna (hablamos de dolor lumbar irradiado).

Otros síntomas son la debilidad muscular y también la sensación de hormigueo. Puede empeorar después de levantarse o sentarse o incluso al estornudar, toser o al reír. No es una enfermedad, sino un síntoma que suele aparecer como consecuencia de otra dolencia de espalda como la hernia discal.

Tratamiento: Cuando hay un «ataque» de ciática se recomienda aplicar calor en el área dolorida y tomar un analgésico suave. Si el dolor es agudo el médico puede recomendar inyectar un medicamento antiinflamatorio. Es mejor no guardar reposo en cama sino realizar movimientos de forma suave.
Contracturas
Los músculos que protegen la columna se contraen, en general como consecuencia de un mal gesto, una mala postura repetitiva o incluso de la tensión, las prisas y el estrés cotidiano. Las cervicalgias y las lumbalgias agudas suelen tener su origen en una contractura.

También el propio dolor puede contracturar el músculo por un mecanismo reflejo. Las contracturas afectan a personas con malos hábitos posturales, sedentarias o que estén muy tensas. Para acertar con el tratamiento, es importante descubrir si se trata de la causa o la consecuencia del dolor.

Tratamiento: los estiramientos musculares suaves y ocasionalmente (y bajo prescripción) los fármacos lo resuelven. Si persiste, se pueden combinar con algunas técnicas de fisioterapia: masaje, aplicación de calor, electroterapia, ultrasonidos, clases de reeducación postural…
¿SON NECESARIOS LOS FÁRMACOS CONTRA EL DOLOR?
Para prevenir el dolor de cervicales, dorsales o lumbares no hay nada mejor que la actividad física y una correcta higiene postural, es decir, fortalecer la musculatura y no castigarla con malas posturas. Para resolver los dolores de espalda es necesario buscar el origen del dolor y atajarlo ya que los fármacos no resuelven, solo «tapan» el dolor.

Pero ¿qué hacer cuando hay una crisis aguda de dolor? En estas fases tu médico sí puede recomendarte que utilices algún fármaco. No los tomes por tu cuenta.

Analgésicos: este tipo de medicamento actúa disminuyendo o suprimiendo el dolor. Se deben tomar solo cuando las molestias son intensas, si no, tu organismo acaba acostumbrándose y no te harán el efecto deseado cuando los necesites. Hay que tener en cuenta que tomados en dosis altas y con frecuencia, pueden provocar problemas de estómago, hígado o riñón.

Relajantes musculares: Se prescriben cuando hay una contractura y las molestias son fuertes. Los que hacen es paralizar las señales nerviosas, de forma que se nota alivio pero no hay que alargar el tratamiento más de una semana. Deben tomarse mejor antes de acostarse porque pueden provocar somnolencia.
Antiinflamatorios: Estos fármacos frenan la producción de prostaglandinas ligadas al dolor. Se recetan para aliviar el dolor ya que actúan de forma parecida a los analgésicos pero dan menos problemas gastrointestinales. Sin embargo, es probable que el médico te recete un protector de estómago como prevención.


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Dr. Osvaldo Pardavé

Cirugía de Mano y Microcirugía reconstructiva
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